martes, 6 de octubre de 2015

DIJO WAGNER


“Cómo un sabio pensó antes que nosotros, y cómo luego nosotros llevamos sus pensamientos tan maravillosamente lejos” decía Wagner, personaje de ‘Fausto’.
Y es cierto. Me fascina cómo alguien, siglos atrás, en un remoto punto de nuestra historia, donde la sociedad en la que vivían el pensamiento y el entorno eran tan primitivos – o la menos estaban dejando de serlo – pudiera tener una pluralidad de pensamientos tan variados, profundos y, por encima de todo, tan sumamente innovadores en la época.

Es obvio que una amplia mayoría de los “sabios” que menciona Wagner eran, en su mayoría, los filósofos de aquel período de la historia; pero lo que a mí me interesa de estas diversas reflexiones es el matiz de “llevar los pensamientos tan maravillosamente lejos”.
Personalmente, me considero un verdadero fan de la interpretación de los textos, de las distintas lecturas que se pueden tener de un mismo fragmento según cómo se enfoque.
El hecho de que con las mismas palabras alguien pueda sacar una conclusión completamente distinta a la tuya, incluso opuesta, os lo que me atrae, lo que ha conseguido que me enganche a la interpretación de los textos.

Unido a ello está la piedra angular donde pivota toda la interpretación; los argumentos que la defienden.
Argumentar, contraargumentar, replicar, rebatir… Un mundo verdaderamente apasionante que, si te atrapa, te retendrá para siempre. Bello secuestro, ¿verdad?
La documentación que previamente se ha obtenido, lo que se aprende con esa búsqueda, lo que uno puede llegar a cultivarse gracias a la opinión del otro, son factores que enriquecen gratuitamente a los sujetos de un debate.

Volviendo a lo “maravillosamente lejos” que se pueden llevar los pensamientos de aquellos sabios a los que nos remontamos siglos atrás, hay que señalar los cuantiosas desgloses que esas antiguas reflexiones han tenido, siendo así creadoras de otros tipos de corrientes filosóficas, inspiraciones para otro tipo de actividades, ya sean inventos, ideologías o, sencillamente, para cambiar la visión de la vida de una persona.

Interpretar, argumentar y oír las opiniones de los demás me fascina. A todos debería pasarnos lo mismo. 

Dicho esto… ¿debatimos?